Y LA OBEDIENCIA ME LLEVO A LOS LUGARES ALTOS


El jueves (01/12/2011) me encontraba en uno de esos días en donde no deseas hacer absolutamente nada; pero aprendí en mi caminar con Dios que no debo manejarme por mis sentimientos, sino por aquello que es para mí un mandato divino; así que salí de casa para hacer un estudio con una hermanita y mientras esperaba, me llamaron por teléfono para decirme que Dios había mostrado que yo estaba siendo incitada por una hermana a subir en una bicicleta y dirigirme hacia un lugar muy oscuro (tinieblas). Y yo respondí con mucha certeza que eso no ocurriría porque la luz que es Jesús habitaba en mí y El no lo permitiría. No pasaron dos horas de esta conversación por teléfono y por primera vez en este grupo Dios hizo de una manera espontánea y sencilla la defensa de mi vida.
Fue hermoso lo que ocurrió, El nos enseña día a día a ser dependientes de él: Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. (Salmos 127:1)
Dios en ese momento dijo cosas maravillosas y habló de que yo era su sierva, y esto hizo que yo por la noche pidiera prestado a una hermana el pequeño libro de "Pies de ciervas en los lugares altos". Al leerlo encontré ahí parte de la profecía que Dios me había dado por la tarde: "El Señor es mi fortaleza el cual hace mis pies como de ciervas y en las alturas me hace andar" (Habacub 3:19)
Yo no sé si alguna vez has leído este pequeño libro de "Pies de Ciervas", el mismo Dios guío a este hombre (Hannah  Hurnard) a escribir este relato; es una alegoría que representa el caminar de cada uno de nosotros que hemos venido al conocimiento de Dios debemos pasar, antes de ser levantados por nuestro Hacedor; y el encargado de llevarnos y guiarnos en El a toda verdad es el maravilloso Espíritu Santo de Dios.
Anoche yo empecé a leer desde las inundaciones y llegué a esta parte: "El Sacerdote extendió su mano justo hacia su corazón, hubo sonido de quebranto y desgarramiento y el amor humano con todas sus raicillas y fibras salió..." Y luego él dijo: Que si ya era el tiempo estaba madura para arrancarlo, y no se perdió ni una sola raicilla...
Y saben, soy como una niña, yo creo y veré la gloria de Dios. Esta historia que se desarrolla desde el jueves hasta hoy (viernes) que es el momento en donde yo estoy plasmando esto sobre el papel, me lleva a recordar que en año 1998 yo estaba en mi casa, en Bolivia, en la Urbanización Cotoca y el Espíritu Santo me guió al patio, en donde había mucho césped sembrado y unos pocos arbolitos. Yo entendí que El me dijo que tomara la manguera y pusiera agua en uno de los arbolitos y obedecí; me llevó bastante tiempo estar ahí metiendo la manguera pero al final el arbolito salió totalmente de raíz y sin una gota de tierra; entonces escuché que El me dijo: Así te dejaré, ¡limpia de raíz.! 
Bendito sea mi hacedor que se detuvo a bendecir con tal profundidad a esta mortal, pues me vio con ojos de amor y me amó.


¡Dios bendiga a su pueblo!

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