CRISTO NUESTRO EJEMPLO

SERIE 19: CAMINOS AL PODER
CRISTO NUESTRO EJEMPLO
LECCION # 6


1 Tesalonicenses 1: 5 dice, “…pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo…”.
Esto es lo que escribió el Espíritu Santo a través de la mano del Apóstol Pablo. Aquí nos dice que éste es el único Evangelio aceptable, es aquel Evangelio predicado en el poder y demostración del Espíritu Santo. Es imperativo que tú y yo comprendamos esto, comprendamos cómo funciona, y sagamos de esta Escuela para predicar sólo esta clase de Evangelio. Dios honrará tu fe si tú andas en santidad. Si tú eres como tu maestro, perfecto en tu caminar con Dios, moviéndote en fe, tú encontrarás que Dios honra aquello que tú predicas y proclamas.
En 1 Pedro 2: 21-23 vemos, “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente”. Cristo nuestro ejemplo en palabra y en verdad. Cuando andamos como Cristo anduvo, podemos hablar como Cristo habló.
Esta no es una condición de labios, es una condición del corazón (Marcos 7: 21-23; Proverbios 23: 7). Antes que podamos caminar como Cristo caminó, y hablar como El habló, debemos primero empezar a pensar como El pensó. Toda acción es el resultado de un pensamiento. Tus acciones son producidas por lo que tú piensas.
“…llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo…” (2 Corintios 10: 5). Todo pensamiento, entonces, debe ser en cautividad a la obediencia a Cristo. Esto requiere de un acto de consagración determinante, una determinación y aplicación continua, ya que la mente tiende a desviarse.
También requiere de un intercambio voluntario, dejando las formas pasadas de pensamiento y aceptando como nuestra la “mente de Cristo”. Filipenses 2: 5 dice, “Haya, pues, en vosotros este sentir (esta mente) que hubo también en Cristo Jesús…”. Cuando yo era niño, mi maestro de español me hubiera hecho ver que en la palabra “haya”, estaba el verbo principal de esta oración. “Haya, pues, en vosotros este sentir…”; esto es un acto de la voluntad. Cuando tú naces de Dios, lleno del Espíritu Santo, tú tienes dos mentes. En la nueva creación tienes la mente del Espíritu Santo de Dios, y en la antigua, tienes la mente carnal. Si andas en la mente carnal estás muerto. Tener una mente espiritual es vida y paz. Así que tú, por un acto determinado de tu voluntad, debes permitir que Su mente sea tu mente. Entonces tú tendrás una mente controlada y sana; y recuerda, tus acciones son un producto de tus pensamientos. Sí es posible ser victorioso en cuanto a los pensamientos. Quiero enfatizar que esto no significa que Satanás no puede venir con sugerencias malas, pero nosotros podemos rechazar permanecer en lo que es malo. Una mente sana es una mente controlada: los malos pensamientos pueden ser expulsados, llenando la mente con pensamientos correctos. En el libro de Filipenses 4: 8 tenemos las instrucciones de lo que debemos pensar: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Otros pensamientos vendrán, muchos pensamientos: pensamientos de lujuria, de violencia. Creo que ellos mayormente son espíritus; vienen sin ser invitados a nuestra mente. Tú no has pecado cuando ellos vienen, pero si tú te entretienes en ellos, tú pecas. Y la manera de desalojarlos es llenando tu mente con estas cosas que son buenas, correctas y honestas. Jesús pensó correctamente y el resultado fue que caminó correctamente y habló correctamente. Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigamos sus pisadas “…el cual no hizo pecado..” (1 Pedro 2: 22). Cristo no vivió en pecado habitual, y él no hizo excusas para el pecado. El resistió al diablo y a la tentación; “…fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4: 15). “Todo aquel que permanece en él, no peca” (1 Juan 3: 6). Esto es contrario a mucha enseñanza religiosa. Como resultado, la mayoría de la religión no tiene poder cuando se enfrentan a aquellos que necesitan liberación. Esta es la razón por la que tú debes oír, saber, creer y vivir en esto. No debemos seguir la tradición religiosa de la cual todos hemos sido parte, sino ver la Biblia como si nunca antes la hubiésemos visto, y ver el camino que tenemos que caminar, si queremos tener este poder y predicar el Evangelio en la única forma que es aceptable a Dios. Puedo decírtelo, la Iglesia por la que El viene no va a ser una máquina religiosa tradicional derrumbada. El viene por una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga y que está haciendo las obras de Dios.
Tú y yo tenemos que hacer esta obra, así que tenemos que resistir esta avalancha religiosa que nos dice que no podemos vivir venciendo el pecado. Permanecer en Cristo es andar en el Espíritu de Dios. Permanecer en Cristo es “resistir al diablo”, es “no dar lugar al diablo”. La carne es el lugar a través del cual Satanás actúa, es su cuerpo, así como con seguridad tú y yo somos el cuerpo espiritual de Cristo. Y como ya hemos repetido varias veces, la obra de Dios depende de vasos humanos, como tú y yo. El mensaje real de Pentecostés es simple: Dios el Padre, a través de Dios el Espíritu Santo, mostrando a su Hijo a través de un vehículo humano llamado la Iglesia. Este siempre ha sido el plan. Tú y yo tenemos que ser esta vasija. Si tú realmente deseas el propósito de Dios en tu ministerio, entonces con seguridad esto es digno de tu atenta consideración y oración, sin importar cuál fue tu opinión anterior.
¿Qué dice Dios sobre el pecado? Que vivamos fuera del pecado. ¿Qué dice Dios de mí? Que viva una vida de santidad en todo tiempo. Hay una razón por la cual unos tienen poder y otros no, y no es que Dios haga acepción de personas. El poder es el resultado directo de la fe y la fe viene por la obediencia. “Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos delante de Dios; Y cualquiera cosa que pidiéremos, la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él” (1 Juan 3: 21-22). ¿Ves la posición, ves el lugar? Es una posición de fe, es una posición de poder. La esperanza está disponible para las personas sin santidad, pero la fe no. Si la fe estuviese disponible sin santidad, entonces la gente que nunca puede ver a Dios tendría poder para pedir y recibir cualquier cosa que deseara, porque la promesa incondicional de Dios a los que tienen fe es, “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mateo 21: 22). Dios también dijo “…y la santidad, sin la cual nadie verá al Señ” (Hebreos 12:14)
La religión enseña al hombre que él puede pecar todos los días, pero Dios dice, “Sed santos, como yo soy santo” (1 Pedro 1: 6). ¿A quién vamos a creer, a Dios o a un sistema religioso que evidentemente ha llegado a un punto en el que desfigura a Dios? La santidad es el Espíritu Santo viviendo la vida de Jesús a través de los que creen en Dios. Entonces si es así, El hará las obras de Jesús a través de mí.
Pablo escribiendo a los Corintios dijo: “Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo” (1 Corintios 15: 34). “Cristo Jesús ha sido hecho nuestra justificación” (Parafraseando 1 Corintios 1: 30).
Tú no puedes tener poder con Dios cuando estás dormido. Así que Dios te dice, ¡¡despiértate!! ¡Deja de estar justificándote para pecar! ¡Comienza a andar en el Espíritu! Esto es permanecer en Cristo, sólo esto es permanecer en Cristo. Y si tú caminas en el Espíritu, no vas a satisfacer la lujuria y deseos de la carne. Los cristianos espiritualmente dormidos, no son guiados por la palabra de Dios, ni por el Espíritu de Dios.
David dijo en Salmos 119: 11, “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra tí”. El trabajo del Espíritu es redargüir (convencer) de pecado, de justicia y del juicio por venir. Debemos caminar en los pasos de Jesús. El Espíritu siempre convencerá de pecado, de justicia y de juicio. La Palabra tiene que estar en el corazón para conocerla tal como es. Si no sabemos lo que es pecado, entonces no hay forma en que el Espíritu Santo pueda juzgarnos y revelarlo. Pero si la Palabra está en nuestro corazón y estamos llenos del Espíritu Santo, entonces aun antes que pequemos, el Espíritu Santo nos hará saber qué es el pecado y no tenemos que hacerlo. Nosotros elegimos. Tenemos que caminar en Sus pisadas; El nos dejó ejemplo para que andemos en Sus pisadas. Los que dicen que no podemos vivir venciendo el pecado, tendrían que quitar esto de la Biblia, porque la Biblia dice que Jesús no conoció pecado y ella me dice que yo siga Sus pisadas. Jesús sanó con la Palabra. Mateo 8: 16 dice: “…y con la palabra…sanó…” El mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias. El sanó con Su palabra. Lucas 4: 32 dice, “Su palabra era con autoridad”. Como cristianos debemos asegurarnos de que nuestras palabras sean también con autoridad. Veamos en Mateo 21: 21, podemos estar seguros de esta gran verdad. Jesús respondiendo, les dijo: “De cierto os digo…”. Yo sé que cuando veía a Sus apóstoles y primeros creyentes que lo seguían, El personalmente les dijo en ese momento del tiempo, “te digo a tí”, y yo veo su dedo señalando hacia nosotros que vivimos 2,000 años después, diciendo, “te digo a tí Clendennen”, “te digo a tí Juan, Roberto, Rosa, quien sea que fueres, te digo a tí, que si tienes fe y no dudares, no sólo harás esto a la higuera, sino que si dijeres a este monte: Quítate y échate en el mar, será hecho”.
Para que nuestras palabras tengan poder como Jesús, no debe haber engaño. Engaño significa malicia, maña. Ninguna de estas cosas deben estar en nuestra boca. Debemos ser transparentes; no debemos usar máscaras. No podemos ser una cosa en el púlpito, algo diferente en nuestra familia y aún otra cosa en otro lugar. Debemos en todo momento permanecer en Cristo. Entonces no sólo debemos hablar como Jesús habló, sino que debemos andar en Sus pisadas. Jesús caminó en el Espíritu. “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo” (Mateo 4: 1). Nosotros como Sus seguidores, somos llamados a andar en el Espíritu, “Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gálatas 5: 16). Ahora, lo opuesto a esto tiene que ser verdad. Si no andas en el Espíritu, entonces vas a satisfacer los deseos de la carne. En el libro de Gálatas 5: 16 vemos a Pablo siendo usado por Dios para darnos este mandamiento, “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”. Ahora, en los versículos 19 al 21 habla de las obras de la carne y dice así: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.
Estas obras de la carne no deben de estar presentes en la vida de aquellos que andan en el Espíritu, porque el versículo 17 dice que si andas en el Espíritu, no vas a satisfacer los deseos de la carne. Hay algunas personas que conservan algunas de estas obras de la carne en sus vidas, haciendo muy poco esfuerzo, si aun hacen eso, para vencerlas. Estas son las personas que contínuamente se preguntan por qué no tienen poder cuando oran. El versículo 21 dice que aquellos que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. Si tú y yo no somos dignos del Reino de Dios, entonces ciertamente no haremos las obras del Reino. “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gálatas 5: 16). Es un mandato de Dios que nos despojemos del hombre viejo (las obras de la carne) con sus hechos. “No mintáis los unos a los otros…” (Colosenses 3: 9). Aquí tenemos algunas características de los que caminan en la carne. Sabemos que algo está mal allá afuera; la Iglesia no está funcionando como debería. Conocemos por la palabra de Dios que los enfermos deben ser sanados; los demonios echados fuera; multitudes necesitan encontrarse con Dios, pero sabemos que ese poder está tristemente faltando en esta Iglesia del Siglo XX. Queremos saber por qué esto no está ocurriendo, y lo estamos preguntando en una forma muy seria. Queremos saber, para que podamos aplicarlas en sus vidas.
Estas cosas en la vida impiden que el poder de Dios fluya a través de la vasija, ya sea que esta vasija seas tú, yo, o aquellos a quienes El habló antes. Es lo mismo para todos.
Primero que todo, el orgullo. Ese espíritu independiente, importante. Esto es orgullo, excesiva, autoestima, altivez, soberbia. Tú puedes ver esto mucho en el corazón de aquellos que usan mucho de la publicidad. Yo anduve en ese camino; no hay nadie bueno para Dios, sólo Jesús. Así que solamente cuando yo me someto en las manos del Dios Todopoderoso, puede el Espíritu Santo dejar que Cristo fluya a través de mí. Mira algunos de los avisos publicitarios donde dice que Dios en efecto va a estar en la ciudad por tres días, y que si tú necesitas algo anda a recibirlo en esta cruzada. Si Dios obro, aun un milagro a través de esos vasos, después que lo hayan contado tres veces, la gente que está escuchando sera guiada a creer que el hombre mismo lo hizo.
Luego tenemos el amor por ser alabados. Ese amor por ser reconocidos. ¿Es ese tu caso? Amor por la supremacía. ¿Prefieres que tu hermano sea primero, o tú quieres ser el primero? ¿Atraes la atención hacia tu persona en tus conversaciones? Esta clase de espíritu detendrá el poder de Dios. Pero dijimos al principio que la lengua del hombre era su peor enemigo.
Número tres, algo que impedirá que este poder funcione en tu vida o en mi vida se llama, discusión, espíritu charlatán, obstinado, espíritu no enseñable, voluntad propia, terquedad, dominante, crítico, mal humorado, hacerse de rogar, y caprichoso; tú encuentras mucho de esto hoy en la Iglesia. Si tú los ignoras, entonces se irán a otro lado donde sí se hagan notar. Van a decir que no los amas porque no te fijas en ellos nunca.
Un domingo en la mañana llegué a la Iglesia y estaba lleno el local. Habían aproximadamente 700 personas; había un hombre sentado en la primera fila, y todo el servicio estuvo en medio de todo, pero cuando regresé en la noche ese mismo hombre estaba sentado en la última fila. Y yo le dije, “¿Por qué está sentado aquí? Estuvo adelante en el servicio de la mañana”. El estaba resentido: el dijo que yo no le había dado la mano en la mañana. Le dije, “hombre, yo soy el que debería estar resentido, habían 700 personas aquí, yo soy sólo uno, y tú no me diste la mano a mí”. ¿Sabes?, el poder de Dios nunca puede fluir a través de esas niñerías.
Impide también la manía de criticar. También la lujuria, esta familiaridad con el sexo opuesto, y conducirte a acciones no santas. Esto no puede ser; ésta no puede ser la vasija a través de quien el Espíritu pueda fluir. También la deshonestidad, que es ser engañoso, encubridor, siempre aparentando una imagen que no es verdadera, la exageración. También egoísmo, con su amor al dinero, amor a lo fácil, y flojera. Y finalmente, formalidad, muerte espiritual, falta de compasión por las almas y por la Iglesia, sequedad, indiferencia. Todo esto produce en tu vida falta de poder de Dios.
Y la respuesta a esto es simple: “Vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4: 24). Las características del nuevo hombre son la misma naturaleza de Cristo, la verdadera santidad de Dios: amor; tenemos todo un capítulo en 1 Corintios 13. Gozo, júbilo, deleite. Paz , quietud, descanso, contentamiento. Mansedumbre, apacible, controlado, humilde. Paciencia, indulgente, que espera. Benignidad. Bondad. Fe. Templanza. Tal vida de santidad es el plan y propósito de Dios para cada creyente, sin las cuales no puede venir el poder de lo alto. Sin santidad no puedes ver a Dios, mucho menos ser usado por Dios.

DIOS BENDIGA A SU PUEBLO!

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