LOS LOGROS DE LA SANGRE

SERIE 4: LA SANGRE TODOPODEROSA
LOS LOGROS DE LA SANGRE
LECCION # 4


Empezaremos leyendo en el evangelio según San Juan 6: 53: “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros “.
Vimos en el libro de Hebreos que el Sumo Sacerdote no entraba sin sangre; esta es una declaración que lo abarca todo: No se puede llegar a Dios sino sólo por la sangre de Jesucristo. Hay muchas religiones en el mundo que tratan de llegar a Dios a través de muchos medios, pero no hay manera de acercarse a Dios aparte de la sangre de Jesucristo. El precio de cualquier cosa que deseemos tener espiritualmente es la sangre de Jesús.
En la clase anterior vimos el poder limpiador y purificador de la sangre. Pero ahora en este capítulo vemos algo más, lo que llamamos “Los logros de la Sangre”. Vimos que la sangre purificaba el sistema; esa es la primera obra de la sangre. Nuestra salud demanda que haya una eliminación adecuada; la Sangre nos purifica de toda injusticia. Pero la segunda cosa con la que queremos tratar, es que la sangre alimenta todo nuestro cuerpo, cada célula. Hay billones de estas células en el cuerpo humano; hay 6 ú 8 litros de sangre, y ella hace un recorrido completo por el cuerpo cada 45 ó 50 segundos. En este recorrido, la sangre lleva alimento a cada célula del cuerpo (son billones), cada 45 a 50 segundos. La Biblia dice que la vida de la carne está en la sangre; eso es demostrado por la inteligencia de la sangre. Esta sangre que recorre nuestro cuerpo humano, lleva los nutrientes, las vitaminas y minerales después que han pasado a través de nuestro sistema digestivo, y se las proporciona a cada célula en nuestro cuerpo. El poder de la sangre es tal, que es capaz de llevar todas estas vitaminas y minerales, extraídas de la comida que comemos, y mezclarlas en la cantidad y calidad correctas para luego proporcionarlas a cada célula de nuestro cuerpo. La sangre nunca proporciona el alimento equivocado a la célula equivocada.
Teniendo en cuenta que contamos con billones de células en el cuerpo, esto es realmente un logro increible. Pero la pregunta es, ¿qué podemos decir del cuerpo espiritual de Cristo? En ese organismo místico llamado el cuerpo de Cristo, el Espíritu y la Sangre se hacen uno. Hay Espíritu y hay Sangre, y su unidad es como la unidad de la trinidad Divina.
Pablo dijo, “…del Espíritu de vida…” (Romanos 8: 2). Jesús dijo, “…Si no coméis la carne del Hijo del Hombre (esa es la Palabra de Dios), y bebéis su sangre (el Espíritu de Vida), no tenéis vida en vosotros” (Juan 6: 53).
Hay una fuente fluyendo a través de este gran cuerpo, bañando y nutriendo cada miembro del cuerpo de Cristo. Esta sangre que fluye a través del cuerpo de Cristo está supliendo la provisión exacta en la cantidad exacta a cada miembro en particular. El va cada 40 a 50 segundos supliendo todo lo que tú, de manera personal, necesitas. No hay ninguna necesidad del cuerpo que la Sangre no haya tomado en cuenta. Esto es en lo que con toda certeza nuestra fe está cimentada. Cuando entiendo esto y lo predico, y la gente a la cual ministro puede apropiarse de esta gran verdad en forma real, entonces podemos darnos cuenta que la respuesta para todo está dentro de nosotros mismos. El Espíritu y la sangre se hacen uno, son portadores de vida. Hemos dicho esto en nuestros capítulos de Neumatología vez tras vez. Ahora veremos, igual como en los capítulos de Neumatología, que el Espíritu Santo en nosotros es todo. Toda necesidad del hombre espiritual está en el río de vida que fluye a través del cuerpo de Cristo. La vida es la Sangre, el Espíritu Santo el portador de vida, ellos son uno. Si tú tienes esta vida, tienes dentro de tí la respuesta a todo.
Cuando los apóstoles le pidieron a Dios denuedo para predicar Su palabra y sanar a los enfermos, el mismo denuedo era para que pudieran proclamar con valentía esta verdad absoluta de Dios, que todo está ahí en la Sangre. Dios hace fluir cada 45 segundos por todo el cuerpo de Cristo, Su vida, bañando, ministrando, alimentando, supliendo a cada miembro de Su cuerpo. Todo lo que tú necesitas en forma exacta está ahí en esta vida. Créelo, reclámalo y proclámalo, porque funciona.
La sangre controla también la temperatura del cuerpo. No sólo lo alimenta, no sólo lo purifica, sino que también controla la temperatura. Cuando está demasiado caliente, la sangre hace la compensación y la temperatura del cuerpo se mantiene normal, en 36º. Cuando hace demasiado frío, la sangre compensa otra vez y la temperatura se normaliza. En Febrero de 1,992, estuve en Benin, al oeste de África predicando en la Convención Nacional de las Asambleas de Dios en ese país. La temperatura era de 43º, pero estábamos bajo una carpa de vinilo que concentraba la temperatura, y llegábamos como a 50º. Prediqué una semana entera durante todo el día, bajo la carpa de vinilo, y aunque la temperatura afuera era de 43º; si me hubieras puesto un termómetro en mi boca, mi temperatura sería 36º, no estaba enfermo. Salí y volé a Rusia, y cuando llegué a Moscú, se anunció en el avión que la temperatura era -23º. Yo, en 10 horas había pasado de 43º a -23º. Con 66º de diferencia, aún así la sangre mantenía la temperatura aquí dentro, exactamente igual; esto es nada más que un milagro. En los viajes de hoy, el cuerpo humano puede ir de un extremo a otro en cuestión de horas, así como me pasó a mí, y aún así la sangre puede mantenerse y hacer la compensación necesaria para todo el trayecto. Jesús dijo, “y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24: 12). La maldad es aquella naturaleza inherente que recibimos de Adán que se rebela contra Dios. Es esa naturaleza obstinada, la que actúa en forma independiente de Dios; debido a eso el amor se enfriará. Jesús dijo que en los últimos días la gente iba a ser tan egoísta, que el amor por Dios se enfriaría. Nuevamente Jesús dijo, “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Apocalipsis 3: 16). La tibieza es para el hombre espiritual lo que el SIDA es para el hombre natural, una enfermedad que amenaza todo el cuerpo; no sólo afecta a un miembro sino a todo el cuerpo. Los síntomas de esta enfermedad son: indiferencia de asistir a la casa del Señor, falta de interés en la palabra de Dios, ausencia a las reuniones de oración, dar solamente si nos sobra; todos estos son síntomas de una enfermedad que la Biblia llama tibieza. Como ministro del Evangelio yo tengo que ser capaz de percibir estas señales en la congregación, y por supuesto también en mi propia vida tengo que discernir qué me está ocurriendo.
Tenía 27 años cuando me convertí en cristiano. Nunca antes había asistido a la Iglesia, ¿por qué?, porque no quería asistir. Nunca leía la Biblia, ¿por qué?, porque no quería leer la Biblia. Nunca iba a las reuniones de oración, ¿por qué?, porque no quería ir a las reuniones de oración. Así que cuando comience a ver que no tengo deseo de leer, de ir a la Iglesia, de adorar al Señor, de orar, significa que estoy afectado con el SIDA espiritual, la tibieza. Esta es una enfermedad de muerte, y avanza rápidamente una vez que toma al creyente. Como un ejemplo de cuán mortal es esta enfermedad de tibieza, miren al apóstol Pedro, sólo mírenlo a él. Cuando Pedro seguía al Señor de lejos no pasó mucho tiempo para que encontrara otro fuego que lo calentara, y el resultado final fue que Pedro negó a su Señor. Algunos actualmente están así; lo han seguido de lejos y ahora están negando a su Señor. No estarán diciendo literalmente, “yo no lo conozco”, pero es una negación peor: la murmuración y la queja contra Su provisión lo demuestra; se están calentando con otros fuegos, en lugar de ser inundados y calentados por el amor de Dios. Están encendidos de envidia, celos, división, autocompasión, etc…; y lo que deben hacer es apartarse de todo eso y correr a la sangre de Jesucristo. Como ministro de Dios debes tener la capacidad de discernir esta enfermedad; debes saber cuáles son sus síntomas y cuándo está viniendo, y otra vez volver a la sangre que te mantendrá a tí y a la Iglesia caliente. La Sangre te mantendrá en una relación correcta con el Padre.
Cuando la sangre de Cristo se encuentra vigente en tu vida, entonces la relación entre tú y el Padre no tendrá estorbos, y tendras entrada libre a Dios. Si quieres estar en una relación correcta con Dios, entonces la Sangre tiene que ser aplicada; la sangre de Cristo hará que tu estándar se mantenga en forma correcta. “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Efesios 2: 13). Cuando Pedro caminó a distancia, ahí estaba la Sangre llamándole. Cuando Jesús resucitó de los muertos, un angel le dijo a María, “Anda y dile a mis hermanos y a Pedro…” ¿Qué pasó? La Sangre comenzó a atraer a Pedro, él comenzó a acercarse a la Sangre. Todos hemos visto cuando alguien se hace tibio: comienza a calentarse en un fuego diferente, encuentra excusas y pretextos para excluirse de servir al Señor.
Vivimos en tiempos críticos, cuando el aumento de la maldad está causando que el amor de muchos se enfríe, y tú tienes una Iglesia llena de gente que no consideran que el culto de oración es importante; para ellos, el dar no es importante, el congregarse no es importante. Hay una enfermedad ahí que sólo la Sangre puede curar; el pecado y la mundanalidad están garantizados contra todo menos contra el fuego divino. Tú no puedes eliminar a la enfermedad de la tibieza espiritual con sólo hablar, necesita ser consumida, y esto sólo lo puede lograr el poder de la sangre del Señor.
Veamos otra vez la sangre natural. Ella lleva oxígeno a cada célula del cuerpo, ¿qué hace el oxígeno? Hace más que dar alimento. El oxígeno es volátil, explosivo, inflamable, y eso es lo que es exactamente en el cuerpo humano. El oxígeno es introducido a la corriente sanguínea y por la sangre es llevada a cada célula y en el momento que el oxígeno toca una célula, comienza a consumir todo material de deshecho; por eso es que cuando comienzas a hacer cualquier esfuerzo, comienzas a calentarte y a transpirar; estás con fuego. El oxígeno literalmente explota y quema ahí mismo el desecho que, si dejada ahí, causaría la muerte. “…El os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Mateo 3: 11). El fuego es el oxígeno divino de la sangre de Jesús; El quiere encender cada una de nuestras células con Su fuego, cada célula de nuestro ser espiritual. El desea quemar a través del fuego divino; todo rastro de la vieja naturaleza, y es el oxígeno de la sangre de Jesús, lo que quemará las ataduras, inhibiciones, cadenas y celos que nos impiden ser totalmente libres y operativos en el Santo Espíritu de Dios. Es la Sangre la que logra esta limpieza cuando lleva el oxígeno del Espíritu Santo para cubrir cada una de las células. Es la Sangre la que logra esto en el cuerpo. ¡Oh, qué gran verdad! Debemos proclamar esto hasta lo último de la tierra, y necesitamos tambien aplicar esto a nuestras propias vidas; debemos continuamente cubrirnos con esta Sangre que es protección y cumplimiento para nuestras propias vidas.
Cuando el sacerdote entraba al Lugar Santísimo, está escrito que no debía entrar sin la sangre. El entraba y rociaba todo con la sangre, pero antes de entrar, ponía la sangre en su oreja, en su mano y en el dedo de su pie. ¿Qué estaba diciendo con esto? Que todo lo que escuchaba tenía que ser a través de la sangre, todo lo que hiciera tenía que ser por la sangre, cada paso que daba tenía que ser bajo la sangre; eso era lo que significaba, eso era lo que Dios nos quería mostrar, cuando la aplicamos. Yo trato todos los días y en todo momento, de aplicar la Sangre sobre mi mente para que todos mis pensamientos estén totalmente depurados con esta Sangre; la aplico sobre mis oídos para que todo lo que escuche llegue a través de la Sangre; sobre mi cuerpo para que cada acción sea en la Sangre; sobre mi espíritu para que toda actitud y motivación pase por la Sangre; y también la aplico sobre todo pensamiento impuro que haya podido tener y todo pecado que haya estado ahí, y toda exageración que haya salido de mí. La aplico sobre todo eso para que sea lavado. La Sangre logra todo esto para tí y para mí siempre; cuando nosotros por la fe vivimos por ella y cuando exigimos a la Iglesia que viva en ella, entonces vamos a sacar todo lo que restringe el fluir, y la Sangre podrá lograr todo lo que quiere lograr; esto es el avivamiento por el cual estamos orando.
Saben que Dios no está muerto, El no ha cambiado, el problema no es El; El anhela el avivamiento, El quiere una Iglesia viva. El problema somos nosotros. Cuando tratemos con aquellas cosas en el cuerpo que restringen el fluir de la vida , entonces la Sangre podrá hacer todo lo que necesita hacer, ya sea sanidad del cuerpo, limpieza de pecados o sacarnos de toda tibieza, hará todo lo que se necesite hacer, ¡lo que sea!
En Rusia, un obispo amigo mío, en la ciudad de Minsk, Bella Rusia, me contó esta historia. El es padre de ocho hijos, y su hijo menor que tiene ahora como 10 años, estuvo con una enfermedad a los tres años. La ciencia médica no podía hacer nada por él, iba a morir. Ellos dijeron que no había nada que se podía hacer, pues conocían la enfermedad, era cáncer; el niño sólo tenía poco tiempo de vida. Mi amigo cristiano le dijo al doctor que se lo quería llevar a su casa, así que se lo llevaron y lo pusieron en cama. El pastor llamó a su esposa y a sus otros siete hijos al cuarto. El les dijo, “mi hijo, nuestro niño y hermano de ustedes se está muriendo, el mundo no lo puede ayudar, pero lo vamos a presentar ante Dios. Ustedes niños han estado peleando entre ustedes, han estado riñendo. Su mamá y yo hemos estado peleando, no físicamente, pero yo no la he tratado en forma amable a veces como debiera haberlo hecho, y ella ha reaccionado de una manera que realmente no ha sido la manera que Cristo deseaba. Ahora vamos a confesar nuestras faltas unos a otros y a Dios, y vamos a creer que El nos ha escuchado, porque El dijo que confesemos nuestras faltas unos a otros para que seamos sanados”. Entonces los niños comenzaron a llorar y a mostrar el amor el uno al otro pidiéndose perdón mútuamente por lo que se habían peleado. El le dijo a su esposa, “he sido poco amable contigo, tu carga es pesada y no he sido el esposo que debí haber sido, por favor, ¿me perdonas?”, ella hizo lo mismo con él. El dijo que mientras levantaba a su hijo en oración y alababa a Dios, vio como que el techo de su casa desaparecía y ya no había techo. Vio a un hombre de blanco descender a través del techo abierto y pararse ahí, caminar hasta la camita, quitarle la colcha al niño y el niño se sentó, absolutamente sano. Actualmente es un adolescente de más o menos 10 años, y está bien y saludable. ¿Qué pasó? ellos quitaron aquello que impedía que la sangre de Cristo fluyera e hiciera su efecto, y cuando la Sangre fluyó, el niño fue sanado.
La Sangre logra efectuar todo lo que Dios desea que cumpla cuando dejamos de impedir su fluir. Tú debes predicar de esta Sangre y también debes predicar en contra de lo que estorba su fluir. Entonces el avivamiento que tú y yo buscamos va a venir.


DIOS BENDIGA A SU PUEBLO!

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