EL LEVANTO BANDERAS

Mateo 22.37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.

El transcribir esta historia nace porque un día hacen meses estaba sola en casa, y de pronto me detengo en esta canción de Jesús Adrian Romero: Tu bandera" y todo lo que decía la letra me llevó a ver como Dios siempre me cuidó. Yo estaba tan quebrantada delante de mi Hacedor que brotaba tanta gratitud por ese favor inmerecido del Amado de mi corazón.

Era noviembre de 1996, en aquella época mi querida amiga Keny y yo volviamos a la Iglesia, pero sin ningún compromiso, solo nos sentíamos muy bien mientras estábamos dentro. Y en mi interior surgió un pensamiento: Harry, mi esposo, se había esfumado, no tenía ni una sola noticia de él y ore a Dios para que hiciera un milagro de dinero para salir de Bolivia e ir a Alemania en su búsqueda. Parecía una locura, pero el problema en mi vida era que yo no soportaba que se fueran sin decir el porque, y esto era lo que quería arreglar.


A los pocos días, la Sra. Mery -una persona mezquina con el dinero- fue conmovida por mi historia y me dijo que me prestaba 5000$us. Así comenzó mi viaje en busca de Harry. Me fui por Paraguay, y con la ayuda de Regina, una amiga de años que hablaba muchos idiomas, empezó la búsqueda. Mis amigos me decían que lo deje, que no persista, y yo les dije que a mi nadie me dejaba sin una explicación, e iba a tenerla cueste lo que cueste. El resultado fue que su barco (porque Harry era chef de un barco mercante) iba a pasar por Rotterdam-Holanda al cabo de un día y medio, entonces tomé un vuelo hacia Europa. En ese viaje pasaron cosas increíbles, ahí pude ver que Dios estaba al cuidado mío. Y aunque yo no entendía las cosas de Dios, creía en El.

Empezaba el invierno, llegué al apartamento de Ruddy, un filipino que trabajaba para la compañía de Harry, esto es en Hamburgo - Alemania;  él no se encontraba en ese momento en el apartamento así que estuve a punto de congelarme afuera del edificio, entonces volví a pedir a Dios otro milagro y era que hiciera mover dos ancianas que charlaban como a una cuadra  de donde me encontraba, porque pensaba que una de ellas vivía en ese edificio donde necesitaba entrar; y las ancianas se despidieron tras mi petición a Dios,  y una de ellas caminó hacia donde yo estaba, y me preguntó en alemán: frío verdad? y yo le respondí: realmente frío. E hizo otra pregunta luego: Quieres pasar? y sin pensarlo respondí sí, necesito ir al piso del filipino Ruddy, y para sorpresa mía ella era su vecina inmediata y me dejó en la puerta, y así fue que pude cobijarme dentro del edificio. 

Al cabo de media hora más o menos escuché un ruido de arriba, era un niño de unos seis años que jugaba con una cadena arrastrándola por las escaleras, subía, bajaba y me miraba y haciendo el mismo movimiento varias veces volvió a subir y al cabo de unos instantes bajó con su madre, una mujer árabe que al verme me pregunta también en alemán: frío verdad??? y luego me invita a pasar a su apartamento a tomar un café y esperar allí hasta que Ruddy llegase. Le conté mi historia y ella me pidió que la esperara un momento, que hablaría con Alá y salió. Al regresar me dijo: Dios está contigo, si Ruddy no te puede llevar a Holanda, mi esposo lo hará, no te preocupes!

Dos horas más tarde, Ruddy apareció y me llevó donde estaba varado el barco de mi esposo, quien al verme se quedó estupefacto, casi sufre un infarto. A las 6 de la tarde zarpamos rumbo a Cádiz, no habían pasado ni dos horas cuando otro barco que cargaba combustible nos golpeó e hizo una abertura gigante al barco y los marineros, el capitán y toda la tripulación estaban nerviosos. Tocaron a la puerta de mi camarote y me dijeron que pusiera mis documentos en mi cartera y me la colocase en el cuello, yo salí a cubierta mirando hacia el mar y vi el agua escarchada, entonces volví a pedir un milagro a Dios, le dije que no me dejara caer ahí porque hasta contar cinco yo estaría muerta. Vinieron en nuestro rescate y luego que estuvimos otra vez en Rotterdam, donde nos quedamos un mes para que el barco sea reparado, los marineros que eran filipinos, decían que ahí dentro había un Jonás, y se paseaban repitiéndolo día tras día; en ese tiempo yo no entendía nada, más ahora sí, porque el Jonás era yo.

En esos tiempos todavía mi ser rebelde y contumaz solucionaba todos los problemas humanamente. Quiero que sepas que después del 26 de junio de 1997, ya no funciona así en mi vida pues entendí que si:

Salmos 127. 1:  Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican;
                      Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.

Durante ese viaje, en mi búsqueda por una explicación Dios me salvo de la muerte en tres ocasiones, y en las tres yo dije que si El me daba la oportunidad una vez más mi vida le pertenecía, que atrevimiento yo no sabía que siempre le pertenecía. 

Concluye este pasaje de mi vida en que Dios hizo los milagros que le pedí en ese tiempo, pero yo volví a fallarle más El permaneció siendo fiel. De ahí en adelante pasaron unos meses y viene mi conversión absoluta y total, y hasta el final de mis días ya nada tiene que ver conmigo, todo es con El.

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