NACIDO LIBRADO

SERIE 11: DISCIPULADO
NACIDO LIBRADO
LECCION # 1

No hay ninguna descripción de Cristo como en Colosenses 1: 13. Veamos: “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”. Nacer de nuevo quiere decir ser librado de la potestad de las tinieblas. Cuando una persona nace de nuevo, el Espíritu Santo pone a esa persona “en Cristo”.
“Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él” (1 Juan 1: 5). Entonces, estar en Cristo es ser librado de las tinieblas. La morada de la nueva criatura está en Cristo. La Biblia dice, “En El vivimos, y nos movemos, y somos”. Entonces “en Cristo” no hay tinieblas, ni pecado, ni demonios.
Pablo escribe a los santos (a las nuevas criaturas) en Roma. El dice, “y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia”. (Romanos 6: 18). El Espíritu Santo te puso en Cristo. Tú no tuviste nada que ver con esto, excepto arrepentirte y creer en el Evangelio. “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo…” (1 Corintios 12: 13). Es nuestra responsabilidad quedarnos ahí; el Espíritu Santo me puso ahí, pero ahora en Juan 15: 4, El me ordena que permanezca en Cristo. Juan 15: 6 nos habla sobre el horrendo final de los que no permanecen en Cristo. “El que en mí no permanece…”. será sacado. El Padre lo echa fuera. En Juan 15: 6, Jesús dice, “El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden”. Luego, el versículo 7 nos da una maravillosa recompensa de nuestra permanencia. “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho…”.
En el libro de Salmos capítulo 91, vemos toda la historia. Esta es una de las mejores escrituras de la Biblia: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; Mas a tí no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás. Y verás la recompensa de los impíos. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación”. Toda promesa que está en este Salmo, depende enteramente de tu permanencia en el abrigo del Altísimo, y el lugar secreto en Jesús. Mientras habitemos en Cristo, Dios considera la experiencia de Cristo como nuestra. En Cristo, todas las preguntas concernientes a la vida y a la piedad son respondidas. Tú no necesitas aconsejar a la nueva creación – no hay depresión en Cristo. Nuestros problemas empiezan cuando volvemos atrás, cuando permitimos que resucite la naturaleza carnal.
La Palabra dice: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él”; mucha gente ha venido a mí como pastor y me ha dicho, “Ora por mi hijo o hija, ellos se han alejado de Dios, y no entiendo. Yo los he criado en la Iglesia, les he enseñado lo correcto”. El diablo ha señalado esto y ha acusado a la palabra de Dios como contradictoria, pero yo te propongo hoy, que Dios está hablando sobre el entrenamiento y la enseñanza de esta nueva creación, no de la naturaleza adámica. Si le enseñamos a la nueva creación cómo permanecer en Cristo, cuando sea vieja o madura, no volverá al mundo, a la carne, o al diablo. Tal como todo es luz en Cristo, fuera de Cristo todo es oscuridad. Satanás es el dios del sistema mundial; el está en control de todo lo que está fuera de Cristo.
El Gobierno hizo una estadística un tiempo atrás sobre “Desafío Juvenil”. Ellos querían saber si es que las declaraciones de este programa estaban en realidad funcionando. El programa del Gobierno sólo tuvo 2% de éxito. Esto quiere decir que de cada 100 drogadictos que pasaron por el programa, sólo 2 tuvieron éxito. Y ellos gastaron 5 millones de dólares haciendo un estudio del programa Cristiano de “Desafío Juvenil”. Se dieron cuenta que lograron 86% de éxito. Y lo que lo hizo exitoso fue Jesucristo. Ellos rechazaron esto, lo rechazaron. Todo en este universo va a finalizar ya sea en Cristo, o en el infierno. No hay nada absolutamente, ni familia, ni negocio, ni finanzas, nada que esté protegido fuera de Cristo. Vamos a poner esto en claro: Satanás sólo puede robar, matar y destruir aquella parte tuya que esté fuera de Cristo. Nada más.
Cuando la Biblia nos amonesta, “Ni deis lugar al diablo” está diciendo, “No le des nada de terreno”; el “yo” es su terreno. Cuando tú permites que el espíritu de falta de perdón, el espíritu de celos, la envidia, la malicia o el odio se quede ahí, le has dado lugar al diablo, y nadie va a echar fuera esto de tu carne. Le has dado lugar, y hasta que cortes eso, él seguirá quedándose ahí. Esa será su fortaleza para tomar todo lo que tú eres. Cuando la Biblia dice, “Resistid al diablo..”, está diciendo más que simplemente: “Apártate de mí Satanás”. Está diciendo, “Airaos mas no pequéis”. Está diciendo, que no ofrezcamos nuestros miembros como instrumentos de injusticia. En otras palabras, Dios está diciendo, “Sal del territorio del diablo. Si tu vida está sobre la tierra del diablo, en su mundo, él te va a dominar”. Y nadie puede hacer nada al respecto.
Viendo, pues, que Satanás no puede tocar aquello que está en Cristo, y que él controla el mundo fuera de Cristo, por lógica, nuestro peor enemigo no es el diablo, sino mas bien, esa naturaleza carnal que es enemiga de Dios. Jesús dijo de esa naturaleza, y de todos aquellos que andan en ella, “Vuestro padre es el diablo”. La Biblia es muy clara en este asunto, que, para que Dios sea tu Padre, El también debe ser tu Señor y tu Dios. Lo mismo es verdad en el otro lado. De quien Satanás es padre, él también es su dios y su señor. La Biblia dice él es el dios de este mundo. Tal como la verdadera Iglesia es el “cuerpo de Cristo”, así también, la “naturaleza carnal”, es el cuerpo de Satanás.
La Iglesia es el cuerpo de Cristo, y es para todos los propósitos prácticos, el vehículo de expresión. Satanás también debe tener un cuerpo para expresarse a sí mismo, y en la medida que mantengamos crucificada la carne (nuestro yo) Satanás no podrá encontrar expresión a través de nosotros. La Biblia dice que él vino a Jesús y no halló nada en El. Una de las obras de la carne es el homicidio. Dios dice de Satanás, “El es un homicida”; para que él asesine, él debe obrar a través de esa naturaleza; una de cuyas obras, es el homicidio. No importa si se trata de carne religiosa o carne mundana, es lo mismo. Quizás una sea un poco más refinada que la otra, pero ambas son del diablo, y el cuerpo de Satanás. La carne que se sienta en la banca de la Iglesia un domingo y realiza la rutina de la adoración, y luego vive para sí misma el lunes, sólo es una extensión de esa comunidad sodomita – no hay diferencia. Ya sea religioso u otra cosa, es algo aborrecible para Dios.
El pecado no es un problema para los pecadores; ellos podrían dejarlo todo y aun así ir al infierno. El pecado es un problema para los santos. La nueva criatura nunca necesita liberación: fue creada en justicia y verdadera santidad (Efesios 4: 24); tiene la naturaleza de Dios. Juan escribió, “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” (1 Juan 3: 9); sin embargo, él también escribió en el versículo 8, “El que practica el pecado es del diablo”. Dios simplemente está diciendo que cuando hay pecado en la vida de un cristiano, entonces este cristiano está andando en la misma naturaleza de Satanás, la vieja creación. Tú no liberas a un hombre de la carne: él debe crucificarla, o mantenerla muerta.
Dios dijo en 1 Juan 3: 6, “Todo aquel que permanece en él, no peca…”. Decir que la carne es un demonio, y tener servicios de liberación para echarla fuera, sólo le da al hombre una excusa para sus pecados. Entonces, le echan la culpa a Dios. Yo los he visto orando sobre gente con hábitos de tabaco; ellos chillan y gritan, y le ordenan al demonio de nicotina que salga. Este no es un demonio, es la carne. Cuando el médico del Gobierno, el señor Koop, dijo que el cáncer era causado por fumar, el cáncer al pulmón, y los problemas cardíacos también, 30 millones de personas se alejaron de este “demonio”. NO, tú no puedes alejarte de los demonios. Es la carne. No debes echarla fuera, debes dejarla, abandonarla.
Permanecer en Cristo es andar en el Espíritu, y Pablo escribió a la Iglesia en Gálatas 5: 16, “…andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne”. Permanecer en Cristo entonces, es vivir siempre en victoria. Si no estamos ahí, debemos saber que es nuestra iniquidad, nuestra propia voluntad la que nos ha separado de Dios, quien es Victoria. En Isaías 59: 2, este gran profeta dijo, “Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”. Como tú entenderás, él no está hablando necesariamente a los pecadores. El está hablando a Israel, el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento. Y les está diciendo, “sus pecados han hecho separación entre ustedes y su Dios, de tal forma que El no puede oír”. Dios nos dice, “acérquense a mí, y yo me acercaré a vosotros”. Tuve mucho problema con eso; quiero decir, que yo casi llegué a esa doctrina de la “visualización”. Yo traté de imaginarme a Dios ahí sobre el mueble, y yo en el piso imaginándome a mí mismo acercándome a El, pero Dios me dijo, “tú no estás separado por metros y centímetros; es tu iniquidad la que te separa. Si tú te acercas a mí, entonces te alejarás de lo que no es mío, y yo me acercaré a ti”. Ahora, andar en el Espíritu es andar en obediencia. “Lo que El te diga, hazlo”. Cualquier cosa que El te diga. Esto no es legalismo, esto es vida: un andar en el Espíritu. En Jeremías 7: 1-11, Dios está tratando con Su pueblo Israel. Canaán es un tipo de nuestra victoria. Dios soportó las insolencias de Israel por 40 años en el desierto, probando y probando sus actitudes, quitando la iniquidad de sus corazones. El nunca quitó la iniquidad de la tierra, sino que ordenó a Su pueblo que no se mezclara con ella; lo mismo es con la Iglesia, “Está en el mundo pero no es del mundo”. Todos los problemas vienen de la mezcla. La rebelión es el asunto. Si tú no obedeces, entonces El no es tu Señor. El poder, entonces, está en la elección. Sólo los cristianos tienen libre albedrío.
Los pecadores no pueden venir a Dios, a menos que el Padre los atraiga. La cruz trata con la carne. Dios ordenó, “niégate a tí mismo, toma la cruz, sigue a Jesús”. La gracia de Dios enseña a los cristianos, a negar la impiedad y los deseos de la carne, y buscar a Jesús. Nosotros esperamos Su venida por la manera que vivimos; mientras vivimos, estamos esperando que El venga. A medida que neguemos la impiedad y los deseos mundanos, estaremos esperando que El venga. Esto es lo que significa la gracia de Dios en nuestra vida. Al inicio de esta serie sobre los discípulos, yo simplemente estoy mostrándoles que este creyente nacido de nuevo es el discípulo.

Este discípulo nace perfecto, es creado en la justicia y la santidad de la verdad, y son sus elecciones en la vida las que determinan el final de las cosas para él. Cada vez que tú o yo nos encontramos con una tentación, ya sea la codicia, ya sea el orgullo, sea lo que sea, la elección siempre es la misma. Se va a quedar Rosa en Rosa, o Rosa se va a quedar en Dios. Esa es la elección. Permanecer en El significa que Dios me ve en Cristo; El considera la experiencia de Cristo como mía, y en cuanto a Dios concierne, ya es una obra terminada, a pesar de que El sigue obrando la santidad práctica en el diario vivir. Entonces si tú permaneces en Cristo, y Su Palabra permanece en ti, luego puedes pedir lo que desees, y será hecho. El permanecer siempre está en las elecciones que tú tomes.
DIOS BENDIGA A SU PUEBLO!

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